Había escrito ya algo de navidad, pero tengo problemas con las rutinas, y me olvidé de subirlo, creo que fué la sobredosis de vitel toné y empanadas.
Está demás decir que era un post quejandome que por tercer año consecutivo, nadie! nadie, hizo vitel toné, pero mi familia me cagó y mi sobrina hizo una fuente como para alimentar al ejercito, y como me dedico a contar verdades, tampoco servia para hoy.
Lo bueno es que ya pasó navidad (no soy muy del espíritu navideño). Pero si, este año armé por primera vez el pino, como siempre cocine algo rico (soy muy buena cocinera), invoqué a todos los esperitus de índole navideño que me acompañen y me predispongan a pasar la velada en paz con mucha gente, por suerte siempre está el relajante social de una buena bittira helada y esconder la sidra, esa botella verde deprimente.
Una vez pasada la cena, que para mí es un momento muy frustrante de la noche, ya que siempre hay miles de cosas en miniatura para comer, pero el estomago es el mismo de siempre, y se porta como un hdp, porque comiste un mordisquito de huevo relleno, un poquito de pionono, lengua, el amado vitel, picas algo extraño que hay sobre la mesa que seguro alguien decoró con una aceituna y morron, una copita de vino, y listo! te llenaste! y el asado???? donde meto el asado!, vi que habia postre, lo vi, y todos las cosas que parecen por arte de magia despues de las doce, cubiertas de chocolate, con mas bebidas espirituosas?. Y yo continuo preguntando porque no bajo de peso, ya me resigné.
Continúo (fuera de menú), una vez terminada la cena, yo soy la tía a la que le hacen seña, por lo general es mi hermana, mamá de como cinco pibes, me guiña el ojo poco disimulada, para que me retire de mi puesto de barman y pase a ser una especie de atracción de circo que corre por el patio, alejando los niños de la casa.
En la familia no se tira pirotecnia hace años, por conciencia del ruido (tenemos muchos animalitos) y porque mis sobrinos no son de los mas avispado y no da salir corriendo al hospital de emergencia porque uno de estos se quemo la mitad del cuerpo.Yo creo que me han dado ese papel circence, que año a año cumplo con rotunda responsabilidad por un par de motivos, mi voz es exsesivamente fuerte y aguda, asique los puedo agrupar como si tuviera un megafono, tengo mucha habilidad para caminar por terrenos sinuosos con tacos, y porque mis sobrinos y los hijos de todo aquel que este ahí, creen que soy grande y divertida, solo por ser muy alta y mover el cuerpo de manera exagerada. Ésta navidad, me di el lujo de medir 1,83 de sandalias. (esto fue como la cenicientan, tipo doce y media, retomé el metro setenta, me dura poco la elegancia.)
Una vez que yo agrupé a los niños, los alejé de la casa, tiramos globos al patio y corrí detras de ellos pinchandolos, llegó el magico momento de entrar a la casa y ver todos los regalos (adoro verlos creen en papa noel todavia).
Mi regalo fuè de alguien que me conocía mucho unos aros bellos amarillos (los adultos de la familia tenemos prohibido recibir regalos con un monto superior a los $200, lo que te obliga a usar la imaginación, somos una familia con muchas reglas, es dificil recordar, no se porque todavia me permiten ser parte de ella.)
Terminó la cena, los regalos, los tragos, llegaron amigos, continuamos cominendo, empezó el cachengue y tipo dos y media decidimos partir. Mi idea no era ir a ningún lugar en particular, sólo seguir con el espiritu navideño un par de horas mas, ya estaba vestida y maquillada.
Decidimos dar unas vueltas.
Un amigo manejaba, porque mis condiciones no eran óptimas y soy muy responsable, pero seguía con mi rol de barman, volqué medio litro de Campari en el asiento y nos dedicamos a hacer nuestro deporte favorito de los ultimos dos años, se llama, "Si no la pongo yo, no la pone nadie": Consiste basicamente en, llegar a los lugares donde la gente esta teniendo relaciones sexuales "publicamente" dentro de sus autos, abrir la ventanilla (la nuestra no la de ellos, si no estaríamos presos) y con una voz angelical cantar canciones como: Volver a amar, de Cristina Castro, Sentada aqui en mi alma de Chayane, y un repertorio de lentos latinos de los 90. Un juego de mierda, lo sé.
Nos divertimos con poco, y nos negamos a madurar o a relacionarnos como la gente decente.
Hoy pido perdon publicamente a quienes hayan sido victimas de mi deporte desde julio de este año, porque seguro seguire practicandolo todo este verano. Feliz navidad! En año nuevo intentaré ser mejor persona, dejar de interrumpir polvos con mis lentos latinos, pero de ponerla ni hablar, son promesas no utopías.
Está demás decir que era un post quejandome que por tercer año consecutivo, nadie! nadie, hizo vitel toné, pero mi familia me cagó y mi sobrina hizo una fuente como para alimentar al ejercito, y como me dedico a contar verdades, tampoco servia para hoy.
Lo bueno es que ya pasó navidad (no soy muy del espíritu navideño). Pero si, este año armé por primera vez el pino, como siempre cocine algo rico (soy muy buena cocinera), invoqué a todos los esperitus de índole navideño que me acompañen y me predispongan a pasar la velada en paz con mucha gente, por suerte siempre está el relajante social de una buena bittira helada y esconder la sidra, esa botella verde deprimente.
Una vez pasada la cena, que para mí es un momento muy frustrante de la noche, ya que siempre hay miles de cosas en miniatura para comer, pero el estomago es el mismo de siempre, y se porta como un hdp, porque comiste un mordisquito de huevo relleno, un poquito de pionono, lengua, el amado vitel, picas algo extraño que hay sobre la mesa que seguro alguien decoró con una aceituna y morron, una copita de vino, y listo! te llenaste! y el asado???? donde meto el asado!, vi que habia postre, lo vi, y todos las cosas que parecen por arte de magia despues de las doce, cubiertas de chocolate, con mas bebidas espirituosas?. Y yo continuo preguntando porque no bajo de peso, ya me resigné.
Continúo (fuera de menú), una vez terminada la cena, yo soy la tía a la que le hacen seña, por lo general es mi hermana, mamá de como cinco pibes, me guiña el ojo poco disimulada, para que me retire de mi puesto de barman y pase a ser una especie de atracción de circo que corre por el patio, alejando los niños de la casa.
En la familia no se tira pirotecnia hace años, por conciencia del ruido (tenemos muchos animalitos) y porque mis sobrinos no son de los mas avispado y no da salir corriendo al hospital de emergencia porque uno de estos se quemo la mitad del cuerpo.Yo creo que me han dado ese papel circence, que año a año cumplo con rotunda responsabilidad por un par de motivos, mi voz es exsesivamente fuerte y aguda, asique los puedo agrupar como si tuviera un megafono, tengo mucha habilidad para caminar por terrenos sinuosos con tacos, y porque mis sobrinos y los hijos de todo aquel que este ahí, creen que soy grande y divertida, solo por ser muy alta y mover el cuerpo de manera exagerada. Ésta navidad, me di el lujo de medir 1,83 de sandalias. (esto fue como la cenicientan, tipo doce y media, retomé el metro setenta, me dura poco la elegancia.)
Una vez que yo agrupé a los niños, los alejé de la casa, tiramos globos al patio y corrí detras de ellos pinchandolos, llegó el magico momento de entrar a la casa y ver todos los regalos (adoro verlos creen en papa noel todavia).
Mi regalo fuè de alguien que me conocía mucho unos aros bellos amarillos (los adultos de la familia tenemos prohibido recibir regalos con un monto superior a los $200, lo que te obliga a usar la imaginación, somos una familia con muchas reglas, es dificil recordar, no se porque todavia me permiten ser parte de ella.)
Terminó la cena, los regalos, los tragos, llegaron amigos, continuamos cominendo, empezó el cachengue y tipo dos y media decidimos partir. Mi idea no era ir a ningún lugar en particular, sólo seguir con el espiritu navideño un par de horas mas, ya estaba vestida y maquillada.
Decidimos dar unas vueltas.
Un amigo manejaba, porque mis condiciones no eran óptimas y soy muy responsable, pero seguía con mi rol de barman, volqué medio litro de Campari en el asiento y nos dedicamos a hacer nuestro deporte favorito de los ultimos dos años, se llama, "Si no la pongo yo, no la pone nadie": Consiste basicamente en, llegar a los lugares donde la gente esta teniendo relaciones sexuales "publicamente" dentro de sus autos, abrir la ventanilla (la nuestra no la de ellos, si no estaríamos presos) y con una voz angelical cantar canciones como: Volver a amar, de Cristina Castro, Sentada aqui en mi alma de Chayane, y un repertorio de lentos latinos de los 90. Un juego de mierda, lo sé.
Nos divertimos con poco, y nos negamos a madurar o a relacionarnos como la gente decente.
Hoy pido perdon publicamente a quienes hayan sido victimas de mi deporte desde julio de este año, porque seguro seguire practicandolo todo este verano. Feliz navidad! En año nuevo intentaré ser mejor persona, dejar de interrumpir polvos con mis lentos latinos, pero de ponerla ni hablar, son promesas no utopías.
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